La Parálisis del Sueño desde el punto de vista espiritual

¡Comprenda este tema y mejore la calidad de su sueño!

Gabriela Marinho
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29/04/2021 | Jueves | 14:35 horas

¿Cuántas veces pensamos en la interpretación de los sueños y su relación con nuestro día a día? ¿O tratando de entender las causas de las alteraciones y de los disturbios, como la parálisis del sueño, a partir de cuestiones que van más allá de la materia y se sitúan en el campo del Espíritu?

Ya se sabe que el sueño de calidad mejora el equilibrio físico, mental y emocional de la persona, fortalece su sistema inmunológico, ayuda a prevenir enfermedades y es muy importante para el buen funcionamiento del cerebro. Incluso ayuda en la preservación de la memoria.

Por lo tanto, en la constante preocupación por la salud y el bienestar integral del ser humano, considerándolo cuerpo y Espíritu, lea la entrevista con la ministra predicadora de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo* Paula Suelí: 

¿Cuál es la visión espiritual sobre la parálisis del sueño y cuál es su origen?

Es importante saber lo que dice la ciencia sobre el tema. Según el Instituto del Sueño de Brasil:

“la parálisis del sueño es una incapacidad temporal para moverse o hablar en la transición entre el sueño y la vigilia. Se trata de un estado de desconexión temporal o discontinuidad de las funciones motoras, perceptivas, emocionales o cognitivas. Como resultado, quien está casi durmiendo o despierto, de repente, no logra realizar movimientos voluntarios, hablar o gritar. Pero, siente un aprieto en el pecho y puede tener alucinaciones”.

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Y en estos casos, la persona no logra moverse ni pedir ayuda. Lo que puede causar una gran ansiedad.

“Aunque la parálisis del sueño sea un fenómeno relativamente común, todavía es poco estudiada. Hay varios estudios sobre los posibles factores de riesgo, pero las causas aún no están claras. Una hipótesis es que una falta de sincronía entre los cambios en la actividad cerebral y la debilidad muscular en la fase REM del sueño sea el mecanismo responsable por la parálisis temporal. Sin embargo, se cree que se trata de un fenómeno multifactorial”, afirma el Instituto.

Por lo tanto, lo que ocurre es un despertar diferente para el cerebro que estaba, de alguna forma, organizado para el descanso en ese estado más profundo (la fase REM), pero que fue súbitamente interrumpido. Entonces, hay un retraso para el cuerpo reaccionar y despertar como suele hacer. 

Existen varios motivos materiales que pueden estar relacionados con la parálisis del sueño, como: no dormir lo suficiente, no alimentarse bien, no practicar ejercicios físicos, no tener una rutina para acostarse, estar bajo estrés, padecer trastornos mentales (la bipolaridad y los trastornos de ansiedad, por ejemplo), histórico de abuso de remedios o incluso el uso de sustancias alucinógenas.

Desde el punto de vista espiritual, no se puede generalizar, porque cada persona tiene una historia y el cuadro puede simplemente ser causado por los factores materiales ya citados, es decir, puede ser que la persona necesite de cuidados con su salud física.

Pero están los casos que pueden ser el resultado del acercamiento de espíritus inferiores. Esas almas sombrías e ignorantes de las leyes divinas se aprovechan de la persona que no está bien físicamente, o que presenta alguna fragilidad en su salud espiritual, estando más vulnerable a la influencia de seres espirituales oportunistas, que quieren asustarla e impresionarla.

Entonces, ¿cómo debemos actuar?

Primero, cuidar bien de nuestro cuerpo, considerando que ese es un ejercicio de espiritualidad. El cuerpo es una aquiescencia de Dios para nuestra evolución espiritual, en la Tierra.

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+ El Origen de la Vida: ¿quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos?

Necesitamos rever nuestros hábitos, porque, como nos enseña el Hermano Paiva Netto, Presidente Predicador de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, en su libro Jesús, el Dolor y el Origen de Su Autoridad: El Poder del Cristo en nosotros, página 29:

“Todo es espiritual, sea para el Bien o tristemente para el mal. Rimó y es verdad. De ahí mi preocupación por demostrarles, por ejemplo, que la reforma de lo social viene justamente por lo espiritual”.

Fundamentado en Jesús, él siempre nos recuerda que no existe lo material “fuera”, “desconectado” de lo espiritual.

El cuerpo sufre constantemente el impacto de nuestras elecciones espirituales y nuestra Alma también puede sufrir por las elecciones que hacemos teniendo solamente criterios “materiales”, en un inmediatismo que nos pone en riesgo, al no considerar las repercusiones espirituales de cada decisión que tomamos.

Entonces, necesitamos empezar a mejorar los hábitos de la vida material, porque si estamos en el plano material y recibimos un cuerpo material para nuestra evolución espiritual, necesitamos aprender a respetarlo y a cuidarlo.

Alimentarse mejor, hacer actividad física, cuidar de las cuestiones emocionales y, si hay alguna situación de la salud mental que necesita cuidados, buscar ese apoyo en la medicina material.

Precisamos alejar de nosotros ese tipo de pensamiento: “¿Qué van a pensar de mí si busco terapia?”. En primer lugar, es imposible controlar el pensamiento de las personas sobre nosotros, es agotador e infructuoso: lo que las personas piensan es un problema de ellas, no es nuestro.

En segundo lugar, el cuidado con la salud, incluso mental, es nuestra responsabilidad y no de las personas con las que convivimos. Al final, somos nosotros los que sufrimos las consecuencias de la enfermedad emocional y no los que están “fuera” de nuestra realidad interior. 

Ahora bien, para impedir el acercamiento de espíritus inferiores que quieran aprovecharse de este contexto, es necesario volver a la orientación de Jesús: Orar y Velar (Santo Evangelio, según San Marcos, 13:33). 

¡La oración es, siempre, la mejor respuesta! Ore al despertar, en la hora de las comidas y al acostarse. Ore también durante el día, cuando sentir algo malo o antes de empezar una discusión con alguien, busque a Jesús interiormente.

Nadie necesita saber. A veces, en el ambiente de trabajo, dos personas comienzan una discusión y usted no necesita “involucrarse”, no necesita participar de la discusión, pero puede contribuir para disminuir su propia ansiedad sobre el tema y mejorar las condiciones vibracionales del ambiente con la oración.

Elevar su pensamiento a Dios, buscar el amparo de su Ángel de la Guarda.  Y esas elecciones constantes nos traerán el equilibrio y una protección espiritual tan grande que los espíritus inferiores no tendrán espacio en nuestra vida o en nuestro hogar.

Esto hace que nuestro día sea más leve, fortalece nuestra Alma, beneficiando nuestra tranquilidad espiritual mientras que el cuerpo descansa, en el sueño.

Esa es una construcción continua, que necesita observarse individualmente. Es una actitud indelegable, nadie puede hacerla por nosotros.

Pero esto no significa decir que usted necesite aprender a hacerla por su cuenta, sin ayuda. Muchas personas no saben cómo empezar a orar, cómo encontrar el Silencio del Alma, cómo concentrarse en la oración, alejando los “ruidos” de la mente y del corazón, lo que es posible aun en el contexto de gran agitación, como nos explica el Hermano Paiva:

Entrar en el Silencio es estar en la Paz de Dios, aunque nos encontremos en medio de la más ruidosa plaza de la más violenta de las ciudades. Un desafío aún mayor es vencer el ruido de nuestra propia Alma, cuando el sufrimiento golpea nuestra puerta. Y superarlo no se resume en una resignación ociosa. Es necesario ir más allá, sublimar el dolor, hacerlo combustible para mover al mundo a nuestro alrededor, elevándolo por el ejemplo de la pertinacia y del trabajo, no dejándonos enredar en las tramas de la indignación. El que alcanza ese estado de espíritu en sus diferentes etapas (unos tienen más, otros menos) está preparado para construir una sociedad más justa y fraterna. Es capaz de controlar una multitud enfurecida”.

(Texto extraído de las Sagradas Directrices Espirituales de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, volumen II).

Al aprender a entrar en el Silencio del Alma, usted sentirá seguridad espiritual para lidiar con situaciones difíciles (como son los cuadros de la parálisis del sueño), a prevenir cuadros de sufrimiento interior, además de protegerse de los ataques de los seres espirituales inferiores.

 Cuente con la Religión del Tercer Milenio en ese aprendizaje.  Usted aprenderá a orar, a hablar con Dios, como decía su inolvidable Proclamador, Alziro Zarur (1914-1979), y encontrará el equilibrio del Alma indispensable para una vida feliz.

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*Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo: También denominada Religión del Tercer Milenio y Religión del Amor Universal. Se trata de la Religión Ecuménica de Brasil y del mundo.

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