Versículos sobre la familia: ¡5 lecciones bíblicas para la armonía familiar!

Bárbara Bigas
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04/02/2021 | Jueves | 9:30 horas

En este texto, ¡usted conocerá 5 valiosos versículos sobre la familia y otros aspectos de la vida cotidiana que ayudarán mucho a mantener la armonía en su hogar! Estos versículos se encuentran en el Santo Evangelio de Jesús.

¿Quién no quiere encontrar compañerismo, unidad y respeto en su familia? Es decir, ¿tenerla sintonizada con Dios, con las mejores energías? 

Por eso, presentamos estos versículos que contribuirán al fortalecimiento espiritual de cada uno y de los vínculos familiares. De esta manera, podremos superar los desafíos y las luchas del día a día, dentro y fuera de casa, contando con el apoyo de quienes tanto nos aman.  

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El Presidente Predicador de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, el Hermano Paiva Netto, enseña:

“En nuestros pensamientos diarios, observemos siempre si estamos dando el justo valor a la familia. Un país mejor, más feliz, y, por consecuencia, una Humanidad equilibrada dependen de los núcleos familiares bien constituidos, debidamente valorados por sus integrantes y por la comunidad. La importancia de la familia trasciende la comprensión más común. En ella, la vida humana encuentra su refugio. Es en la familia que deben florecer los sentimientos más tiernos y sublimes del ser humano”.

Cuando hablamos de estos núcleos familiares, nos referimos a los profundos lazos de amor que unen a las personas, sean consanguíneos o no. 

Continúe aquí para leer, reflexionar y poner en práctica estas lecciones, compartiendo este contenido con quienes forman parte de su trayectoria.  

Versículos sobre la Familia

1. Enseñó Jesús: “Porque todos los que hacen la voluntad de mi Padre que está en los Cielos son mis hermanos, mis hermanas, y mi madre” (Evangelio, según San Mateo, 12:50). 

En este interesante versículo sobre la familia del Cristo, vemos que Él amplía nuestra visión del concepto de familia. Al final, en aquella multitud, con personas tan diferentes entre sí, Jesús incluyó a todos al considerar también a Su madre y a Sus hermanos como los que cumplen las Leyes Divinas, practican el Bien y ayudan al prójimo, tal como Él hizo y enseñó.

Por lo tanto, también podemos actuar en el Bien y convertirnos en miembros de la Familia de Jesús. Es más, reconocer esa misma característica en los demás y considerarnos Hermanos, en la Gran Familia Humanidad, como defiende el escritor Paiva Netto. 

Pensar así, cambia la forma en que nos relacionamos con los demás y nos hace comprender que, al seguir Sus enseñanzas, estableceremos verdaderos vínculos con las personas que nos rodean, en casa, en el trabajo, en la universidad o con las que interactuamos en Internet, por ejemplo.

Por eso, cultivar esta relación fraterna nos acercará a la Paz y a la Bondad del Cristo, que tanto buscamos para nuestra existencia, y que pueden ser los primeros pasos para fortalecer espiritualmente el hogar.

Tela: James Tissot (1836-1902)
Título de la obra: Jesús enseña a la gente junto al mar.

 

2. Enseñó Jesús: “A cualquiera que me oye estas palabras, y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, vinieron los ríos, y soplaron los vientos, y azotaron aquella casa, pero esta no se vino abajo, porque estaba fundada sobre la roca” (Evangelio, según San Mateo, 7:24 y 25).  

En este capítulo de la Buena Nueva, Jesús continúa con Su Sermón de la Montaña, brindando valiosas enseñanzas para nuestra conducta personal y familiar.

Especialmente, en los versículos mencionados arriba, podemos ver la importancia de construir bases fuertes y sólidas para la vida familiar. Esto lo lograremos, principalmente, a través de los buenos ejemplos que proporcionamos.

Nuestras decisiones y la forma en que afrontamos las situaciones y desafíos inspiran e impactan a otras personas, comenzando por aquellas cercanas a nosotros.

De esta manera, edificar la casa sobre la roca significa buscar vivir con equilibrio, rodearse de buenos sentimientos y crear condiciones para que el entendimiento y la comprensión estén presentes en la convivencia diaria.  

¡Siga leyendo para conocer tres versículos más sobre la familia que separamos para que los disfrute!

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3. Dijo Jesús: “No los dejaré huérfanos; volveré a ustedes. Estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Evangelio, según San Juan 14:18; y San Mateo, 28:20). 

En este versículo, el Cristo expresa el compañerismo y la certeza de Su ayuda constante en nuestras vidas. 

Si a Él lo tomamos como ejemplo, veremos que, en la familia, es fundamental extender las manos para acoger el dolor de nuestros seres queridos, consolarlos verdaderamente y mostrarles nuestra preocupación y apoyo.

De esta manera, estaremos estableciendo el Amor como base de estas relaciones, y esta es la gran lección que nos da el Divino Maestro en Su Orden Suprema, Su Nuevo Mandamiento:

“Ámense como Yo los he amado. Solamente así podrán ser reconocidos como mis discípulos, si tienen el mismo Amor unos por los otros” (Evangelio, según San Juan, 13:34 y 35).  

Actuar así, de esta forma Fraterna y Solidaria de Jesús, nos dará valor y fuerza para superar el egoísmo y el individualismo para brindar ayuda a quienes conviven con nosotros. 

Vale resaltar que el Amor del Cristo se expresa en el afecto, pero también en la comprensión, sinceridad y actitud ante lo que hay que corregir y superar. 

Él es la pauta fundamental para todos los ámbitos de la vida humana y también puede considerarse un versículo sobre la familia.

4. Enseñó Jesús: “Si alguno te golpea en una mejilla, preséntale también la otra” (Evangelio, según San Lucas, 6:29). 

A menudo, la ira puede apoderarse de nosotros y llevarnos a reaccionar negativamente ante ciertos comportamientos.

Sin embargo, fue Jesús quien enseñó a “presentar la otra mejilla”, es decir, a actuar de manera contraria a las manifestaciones de odio y violencia, rompiendo este ciclo maléfico que trae desarmonía a nuestro espacio de convivencia.

Por supuesto, Él no está a favor de relaciones abusivas y violentas. En estos casos, es necesario buscar ayuda y tomar las medidas necesarias para poner fin a la situación lo antes posible.

En el versículo citado, el Cristo nos anima a no devolver con la misma moneda. Esto es un acto de sabiduría capaz de romper los lazos de falta de respeto, venganza, maledicencia, y buscar la restauración de una buena convivencia en el entorno familiar.

Además, es una manera de evitar que la intolerancia se convierta en la forma “natural” de tratar las diferencias en el hogar. 

Sobre este tema, el Presidente Predicador de la Religión Divina explicó, en su artículo Qué es “dar la otra mejilla”:

“Quiere decir que jamás debemos entrar en la sintonía del odio. ‘Dar la otra mejilla’ es hacer que los que nos intentan ofender se den cuenta de que cometen un ultraje a sí mismos, pues el odio es un arma que se vuelve contra el pecho de quien odia. ‘Dar la otra mejilla’ es un acto de coraje, un ejercicio de paciencia; no es acción de omisos y cómodos”. 

5.  Enseñó Jesús: “No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados” (Evangelio, según San Lucas, 6:37). 

Cada familia tiene sus desafíos, ¿verdad? Por eso, debemos entender que estos forman parte de las relaciones humanas y, para que no provoquen distancias y heridas profundas, es imprescindible ejercer el no juzgar, la paciencia, el diálogo y el perdón.    

Este es un proceso largo y laborioso que puede requerir mucha perseverancia y resiliencia. Sin embargo, al recordar a Jesús como la principal referencia en todas estas acciones, entenderemos por dónde empezar.  

Al estudiar Su Evangelio y Apocalipsis, a la luz de Su Nuevo Mandamiento, que es Amor, mejoraremos, renovándonos íntimamente y contribuyendo a la armonía y a la unión familiar.  

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