Y de repente, ¡Jesús llegó!

Mensaje extraído de la 8ª ed. de la revista ¡Jesús está Llegando!, mayo 2017.

Josué Bertolin
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04/07/2017 | Martes | 10:45 horas

Dijo Jesús: “Pues, así como el relámpago irrumpe del oriente y brilla intensamente hasta el occidente, iluminando todo el cielo de una extremidad a otra, así será también el día de la venida del Hijo de Dios”(Evangelio, según San Mateo, 24:27).

Josué Bertolin, Secretario Ejecutivo de la Academia Jesús, el Cristo Ecuménico, el Divino Estadista1.

Al inspirarse en auspiciosas narraciones del Evangelio de Jesús, que son transmitidas de generación en generación, la mente se permite imaginar: un ‘y de repente’, cuando más distraída esté la Humanidad, en ese momento un relámpago rasgará los cielos, acompañado de una explosión de alegría de un lado, y de lamento del otro. ¿Habrá llegado el gran día? ¿Aquel que anunciaron los profetas y que personalmente prometió el protagonista del celestial evento? Todos los pueblos asistirán admirados, mirando humillados hacia abajo, o alzando sus manos a lo Alto, reverentes ante la Majestad del Rey de los reyes. Y todos los corazones derramarán sus lágrimas, muchos atónitos y emocionados por la excelsa presencia; otros, desesperados de remordimientos porque defiitivamente se les cae la máscara de la hipocresía.

No podría haber Luz más brillante que se proyectara en el fimamento, entre nubes, estrellas y soles, nuestra carta de liberación moral y espiritual. ¡¿Hace cuánto tiempo que ansiamos ese momento?! Con los labios entreabiertos, contemplamos el esplendor sideral que desciende a la aún ignorante Tierra. ¿Pues no es justamente la diferencia del potencial eléctrico el principio que forma un relámpago? Y ese rayo —“que resplandece en las tinieblas” (Evangelio, según San Juan, 1:5), originario de la Misericordia de la Gran Autoridad Espiritual de nuestro planeta, que, de las más elevadas esferas humildemente baja hasta nosotros, seres errantes en evolución, en un choque de vibraciones distintas— es más que especial: se manifista en todas las partes al mismo tiempo, porque “todos los ojos Lo contemplarán, incluso los ojos de aquellos que Lo traspasaron...” (Apocalipsis, 1:7).

Tela: Carl Bloch (1834-1890)

    

Además, lo más signifiativo es esta revelación, ya explicada por el Hermano Paiva, Presidente Predicador de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo2: nace de la cuna de las tradiciones espirituales (Oriente) y se extiende hasta la sede del pragmatismo racional (Occidente). Uniendo Fe y Razón en un espectáculo fúlgido, de lo alto de Su Sapiencia milenaria, resurge Jesús, el Estadista Celestial, triunfante en el planeta que fundó para rescatarnos de los sufrimientos oriundos del egoísmo, del orgullo y de la vanidad humana. En aquel día y en aquella hora, que “nadie sabe, ni los Ángeles del Cielo ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Evangelio, según San Mateo, 24:36), la carga energética espiritual en nuestras Almas al ver al Maestro de los maestros aparecer sobre nuestras cabezas será sufiiente para mantener la claridad en todos los rincones del planeta, para siempre, conforme narra el Apocalipsis, 21:23: “La ciudad no necesita ni del sol ni de la luna, para darle claridad, pues la gloria divina la iluminó, su lámpara es el Cristo de Dios”. ¡Y el mundo tendrá salvación! ¡Amén! 

¡Ah!, qué bueno es proyectar esa escena, aún conscientes de que ni los guionistas de películas más inspirados ni los poetas más talentosos, podrían descubrir totalmente el enredo de ese tan presentido acontecimiento, lo que, sin embargo, en nada intimida el debate permanente sobre la noticia más esperada de todos los tiempos: ¡Jesús regresó! Por lo contrario, ahí está la singular belleza de ese fenómeno: instiga al razonamiento y fomenta la voluntad de interpretar esa promesa divina. Si el script fuera obvio, podría comprometer el éxito de la taquilla y es muy probable que estuviera relegado al olvido de los tiempos. 

“Jesús viene con las nubes...”

De ahí nuestra inmensa felicidad en tener esta sección en la revista ¡JESÚS ESTÁ LLEGANDO!, por iniciativa del Hermano Paiva Netto, que la inauguró, en la 6a edición (de mayo de 2016), con el brillante artículo “El Regreso Triunfal de Jesús”, a quien queremos brindar tributo, incluyendo breves comentarios sobre la avanzada visión allí expuesta. El autor rompe paradigmas al transponer cualquier interpretación conocida del versículo 7, del capítulo 1, del Último Libro de la Santa Biblia, el Apocalipsis.

Aunque no invalide la perspectiva literal de “Jesús viene con las nubes...”, el artículo llama la atención sobre el aspecto trascendente y revolucionario: “(...) signifia decir que se origina en lo Alto, para donde nosotros, cualquiera que sea nuestra creencia, o falta de creencia, debemos elevar todas esas cosas que han sido humillantemente ultrajadas por el desprecio de algunos, para que reciban la verdadera iluminación. Es tiempo de que la Humanidad mire hacia lo alto” (6a edición de ¡JESÚS ESTÁ LLEGANDO!, pág. 33).

¡De veras! Fijar la visión tan solo en la horizontalidad de la materia inhibe el potencial infiito del Espíritu. Y su ausencia en las cuestiones de la vida cotidiana conduce al engaño. Lo que está en pauta, por lo tanto, es la sublimación de todas las áreas de la sociedad: “(…) elevar la Religión, la Ciencia, la Política, la Filosofía, el Arte, la Economía, el Deporte y todo lo demás a esa iluminación que desciende de lo Alto, traíd a por Él en Su Regreso magnífio, literal o espiritualmente realizado” (ídem, pág. 34).

    

Es decir, la poesía del santo texto evangélico apocalíptico, al consagrar los términos “nubes” y “relámpago”, señala el norte para las realizaciones humanas: ascender nuestra pequeñez al elevado plano de la magnitud espiritual. Así, el Cristo nos transmite Su espléndida luminosidad, con el fi de bañar a todos los pueblos con lo que de Él viene: la “(…) plenitud de Su Fuerza Moral, de Su Autoridad, de Su Grandeza” (ídem), conforme defie el escritor Paiva Netto.

Se refire que el Regreso de Jesús exige de todos la urgente postura de “devolver al Cristo lo que es del Cristo”, como anunciaba el inolvidable Hermano Alziro Zarur (1914-1979). En defiitiva, “(…) todo fue hecho por Él. ¡Nada de lo que se hizo fue hecho sin Él, Cristo Jesús!” (Evangelio, según San Juan, 1:3). Y aclama la Revelación, 21:6: “¡Todo está hecho!”. Es decir, todo aquello que nos fue entregado para nuestra caminata terrenal pertenece al Divino Maestro. Sin embargo, como enfatiza Paiva Netto, Fundador de la Academia Jesús, el Cristo Ecuménico, el Divino Estadista, en su libro Jesús, el Profeta Divino, en la versión en portugués, 8a edición, pág. 180: “(...) lamentablemente muchas veces el ser humano rebaja las grandes ideas a sus restringidísimas capacidades de entendimiento ante lo infiito de los Universos”. Con esto, persistimos en profanar lo que nace de Él con nuestras idiosincrasias intolerantes, suponiendo también haber alcanzado con nuestros castillos de arena el súmmum del progreso. ¡Cuánta prepotencia!

También, al profundizar en la Sacrosanta Doctrina de la Religión del Tercer Milenio, comprendemos que es sufiiente liberarse de la arrogancia y levantar la cabeza a la sabiduría del Amor de Dios, que gravita sobre las infantilidades humanas. Basta, por ejemplo, abandonar las armas de la beligerancia demente y producir Ciencia y Filosofía que desvenden lo que aún está oculto a nuestro intelecto (Evangelio, según San Marcos, 4:22); basta vivir la Religión que nutre el Alma de los aflgidos con el Pan de la Vida (Evangelio, según San Juan, 6:35); basta actuar en sociedad con la “Política de la Caridad Plena3” y la “Economía de la Solidaridad Espiritual y Humana4”, auxiliando a las poblaciones en sus necesidades del Alma y del cuerpo (Evangelio, según San Lucas, 4:4); basta inspirarse en un Arte que eleve las conciencias a la belleza del Espíritu, esculpido a imagen y semejanza de Dios, el más Grande Artista del Universo (Evangelio, según San Juan, 4:24); y así en adelante. Basta, por lo tanto, “devolver al Cristo lo que es del Cristo”.

De esa forma, estamos convocados a participar del glorioso retorno del Mesías, que primero regresa a nuestros corazones limpios y conscientes de la “Ciudadanía del Espíritu5”, por lo tanto sin temor, ni vergüenza de aprender con los errores y buscar mejorar individualmente. Levantarse, dejar de ser espectadores y asumir un papel clave en el escenario de la vida, que en la suma solidaria de los actores se concreta la mayor de las profecías. Fortalecemos nuestra convicción y nuestro compromiso colectivo en las palabras del Hermano Paiva, en su libro Somos todos Profetas, versión en portugués, pág. 102:

“Es necesaria la integración en el Día del Señor, estado psíquico-espiritual de conformidad con el Espacio-Tiempo de Dios. Entonces, nosotros mismos seremos Espacio y Tiempo Divinos, la propia Profecía que es Dios en nosotros, el ‘Testimonio de Jesús’, como se encuentra en el Apocalipsis, 19:10: ‘(...) el testimonio de Jesús, el Cristo, es el Espíritu de profecía’”.

Aquel rayo, que “ilumina todo el cielo de una extremidad a otra”, tiene identidad con el éxtasis espiritual que nos electriza por dentro a integrarnos al Día del Señor y asumirnos partícipes de la profecía del Regreso de Jesús, que se cumple primero en nosotros y por nuestro intermedio. Ser una fracción de esa profecía es la oportunidad diaria de acercarnos y vivir la Nueva Jerusalén, la Ciudad Santa, en la que habitaremos con el propio Dios y Su Cristo (Apocalipsis, 21 y 22).

Más que Jesús descender de sublimes Alturas y retornar al planeta que Él creó —pues podemos estar tranquilos que el Maestro Amado no falla en cumplir tan seria promesa—, es reconocer que la gran iniciativa a emprenderse es nuestro regreso a Jesús y la integración espiritual con Él, en Su Espacio-Tiempo profético. Es realmente disponerse a vivir bajo la luminosidad del Cristo, como explica el Hermano Paiva en la 6a edición de esta revista, pág. 34. Porque si “Dios siempre baja hasta Su hijo, el hombre, ¡cuando el hombre sube hasta su Padre, que es Dios!” —conforme los versos escritos por el inolvidable Hermano Zarur, en “Poema del Dios Divino”—, entonces Jesús, que es UNO con Dios, se revela con toda Su Gloria y Resplandor a aquellos que testimoniaron Su espíritu de profecía, “esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios” (Segunda Epístola de San Pedro, 3:12).

Por lo tanto, en la expectativa del admirable evento luminoso en los cielos, debemos en este ínterin prepararnos: tal como el Cristo fue recibido con ramas de palmas en Su entrada triunfal en Jerusalén (Evangelio, según San Juan, 12:12 al 15), que ahora tengamos en nuestras manos las ramas de palmas de las Buenas Obras nacidas de la perfecta sintonía con Él, para dignamente recibir al Supremo Comandante de la Tierra en Su regreso jubiloso. Porque, en cualquier momento, en la incalculable velocidad y energía de ese relámpago único al proyectar Sus Luces en el fimamento, tendremos el honor de lanzar los ojos a las nubes y, extasiados, exclamar: ¡Jesús llegó!

+ Conozca la revista ¡Jesús está Llegando!, La revista ecuménica de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo  trae contenidos para el fortalecimiento del Alma y para la unión de las familias.

Los jóvenes de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo lo invitan a participar, también en este debate, sobre el último libro de la Santa Biblia, el Apocalipsis de Jesús. Escriba a: espanol@boavontade.com. Consulte también otros artículos del escritor Paiva Netto acerca de las profecías finales: www.paivanetto.com.

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Josué Bertolin, Secretario Ejecutivo de la Academia Jesús, el Cristo Ecuménico, el Divino Estadista; máster en Ciencias por la Universidad de São Paulo (USP), Brasil; y presentador del programa Conexión Jesús, transmitido por la Super Red Buena Voluntad de Comunicación (radio, TV e Internet). 

Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo: También denominada Religión del Tercer Milenio y Religión del Amor Universal. Se trata de la Religión Ecuménica de Brasil y del mundo.

3 y 4 Conozca más sobre esas Tesis de Vanguardia de Paiva Netto en su libro Apocalipse sem Medo [Apocalipsis sin Miedo], en el capítulo “El Capital de Dios” (12a edición, págs. 297-304).

5 Lea “Extractos de Ciudadanía del Espíritu”, en el libro de Paiva Netto É Urgente Reeducar! [¡Es Urgente Reeducar!] (versión de bolsillo, ed. 76, págs. 245-280).

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