¿Y si la muerte no fuera el fin de la vida?

De la redacción
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27/10/2016 | Jueves | 20:00 horas

Los desafíos están presentes en muchos momentos de la vida. A veces llegan a ser tan complejos que parece que no tienen solución. La Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo1 entiende que por peor que ellos sean nada está perdido, el suicidio nunca será una opción, es necesario entender la Vida como una dádiva eterna de Dios.

En definitiva, ¿quién nunca se preguntó si la muerte es realmente el fin? ¿Y si usted, al llegar al “otro lado”, descubre que todavía no era el momento de morir?

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A los que defienden la eliminación del dolor con la eliminación de la vida, les advierte el Presidente Predicador de la Religión del Amor Fraterno, José de Paiva Netto, en su artículo El Ser humano fue creado para la Vida:

"Sucumben en un error los que buscan el suicidio, pues la parca les ofuscará los ojos, que buscaron la oscuridad, con más luz, esto es, más Vida, para cobrarles severas cuentas de antiguos compromisos asumidos. Antes y después de la Vida, hay Vida y las incorruptibles Leyes que universalmente la rigen".

Las Leyes de Dios, Leyes de Amor, dan a la persona el derecho de organizar para sí un programa de compromisos y situaciones que pasarán durante el tiempo que vivirán en la Tierra. Esto sucede aun antes de que el espíritu nazca. Es una oportunidad dada a través del fenómeno de la reencarnación, para que en una nueva existencia ella pueda rescatar asuntos mal resueltos en el pasado, pudiendo asumir nuevos compromisos o misiones para su engrandecimiento personal. Y es a partir de ahí que su tiempo de vida también se determina.

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"El suicidio no resuelve las angustias de nadie"

Cuando la persona reduce su período en la Tierra, suicidándose, ella infringe una de las Leyes más importante, la Ley de la Vida, acarreando así consecuencias dolorosas en su propio espíritu, ya que continuará viviendo. De ahí esta afirmación del inolvidable fundador de la Religión del Tercer Milenio, Alziro Zarur (1914-1979): "El suicidio no resuelve las angustias de nadie".

Tomemos como ejemplo una persona que estaba destinada a vivir hasta los 80 años, pero, a los 50 se suicida. Tendrá que rendir cuentas de los 30 años que le faltó cumplir en esta existencia. Durante ese período, sentirá como si aún estuviese viva, sufriendo también los daños causados a su cuerpo por el acto de la muerte. Teniendo en cuenta que el proceso saludable para el espíritu es la desconexión natural del cuerpo al sentir que su hora llegó y por lo tanto, está preparado para no sentir más el peso y las necesidades físicas de la materia, como sentir hambre o sed.

En este tiempo de rescate, el suicida también se vuelve prisionero de su propio sufrimiento, porque decidió escapar del dolor sin resolverlo, cargándolo por mucho tiempo, hasta lograr alcanzar la comprensión de la nueva realidad de la que forma parte, la espiritual, reequilibrando así sus fuerzas y energías.

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En la obra psicografiada por la médium brasileña, Yvonne do Amaral Pereira, Memorias de un Suicida, es posible encontrar registros de vivencias angustiantes que fueron experimentadas, en el “otro lado de la vida”, por espíritus suicidas. La narración es del espíritu Camilo Cândido Botelho (seudónimo), que al quedar ciego, a finales del siglo XIX, después de sufrir varios conflictos conyugales y familiares y la decadencia financiera, se suicidó a los 65 años de edad, creyendo que la “muerte sería el fin” de su sufrimiento. Al encontrarse más vivo que antes, se halló solo consigo mismo, viviendo dramas multiplicados dolorosamente, que nunca había experimentado en la Tierra por más de 50 años.

La Obra "Memorias de un suicida", de la autoría del Espíritu Camilo Cândido Botelho (seudónimo), psicografiada por la médium Yvonne do Amaral Pereira, se transformó en radionovela por iniciativa del hombre de radio Paiva Netto. Se distribuyó en 41 capítulos, con 92 personajes destacados en la interpretación de los mejores dobladores de Brasil.

Vea la narración del propio Camilo en las primeras horas después del suicidio, cita de Paiva Netto, en el libro Las Sagradas Directrices Espirituales de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, vol. III, p. 157:

“El lenguaje humano aún no necesitó inventar vocablos muy justos y comprensibles para definir las impresiones absolutamente inconcebibles, que pasaron a guiar el ‘yo’ de un suicida rápidamente en las primeras horas que siguen al desastre (...). No obstante se aterra, se acobarda, siente la profundidad espantosa del error contra el que chocó, se deprime por la aniquiladora seguridad de que superó los límites de las acciones que le eran permitidas practicar, desorientándose presintiendo que avanzó demasiado, ¡más allá de la demarcación trazada por la Razón!".   

Esta escena triste lamentablemente se deriva de la selección de cada persona, cuando prefiere la muerte por el desconocimiento de la Vida que existe más allá de la tumba. Es necesario que despertemos a esta realidad y ayudemos también a los que estuvieran cerca de nosotros. El espíritu Camilo, a pesar de su acto criminal, en el tiempo oportuno también recibió el Amparo Divino. Y éste, a su vez, se manifiesta en todas las áreas del saber humano, permitiendo que cada uno, religioso o no, encuentre fuerzas y sabiduría para la solución de sus desafíos.

Es necesario que amemos la Vida por encima de los grandes o pequeños sufrimientos que tengamos que soportar, como defiende Paiva Netto, en el artículo El Ser humano fue creado para la Vida:

"El ser humano debe enorgullecerse de existir y luchar infatigablemente por la Vida. Superarse con el fin de conquistar para siempre su dignidad espiritual, “el tesoro que el ladrón no roba, la polilla no destruye ni la herrumbre consume” (Evangelio de Jesús, según San Mateo, 6:19 y 20).

“Vencedor es aquel que se vence a sí mismo”, preconiza André Luiz(Espíritu). Dios, que es Vida, para la Vida lo creó. Decía Napoleón Bonaparte (1769-1821) que “la mejor figura de la retórica es la repetición”.

Es bueno reiterar esta advertencia de Jesús: “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Por no creer en elloos equivocáis mucho” (Buena Nueva del Cristo, según San Marcos, 12:27).

De ahí el por qué, cuando lo alcanza la muerte, de ella no hereda el olvido o el ocio perennes, sino más y más Vida... Dios no nos creó para matarnos".

La oración

Y también ante los desafíos podemos siempre recordar a los buenos amigos y familiares que tenemos. Así, como Jesús, que nos enseñó a hablar con Dios, reconociendo los dolores traídos en el interior del Alma. La oración es una de las más poderosas formas para que encontremos la parte Divina que tenemos, es una conversación sincera, sin fórmula exacta, entre un Hijo y el Padre.

Por esto, con seguridad, Jesús declaró:

Todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá, porque la Fe mueve montañas. Todo es posible a aquel que cree”. (Evangelio de Cristo según San Marcos, 11:24 y 9:23; y conforme con San Mateo, 17:20). 

Y que nuestra oración se extienda también a favor de las Almas de aquellos que dejaron esta existencia de forma tan trágica. El poder de la Oración contribuirá a su recuperación y fortalecerá el Amor y el Perdón de los parientes y amigos que continúan su trayectoria en la Tierra.

¡Ponga el nombre de sus seres queridos en la Poderosa Cadena Ecuménica de Oraciones de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo!

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1Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo — También denominada Religión del Tercer Milenio y Religión del Amor Universal. Se trata de la Religión Ecuménica de Brasil y del mundo.

Versión: Heriberto Fleitas
Revisión: Luci Teixeira

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